Es evidente que el Partido Popular en León está viviendo uno de sus peores momentos de su historia. Sólo varios políticos están teniendo un papel destacado en su gestión, uno es Antonio Silván, único consejero de León, Alfredo Prada, al lado de Esperanza Aguirre y a nivel provincial Juan Martínez Majo y López Riesco. El resto es un espejismo de lo que fue y no puede volver a ser. En las últimas elecciones autonómicas, a pesar de obtener unos resultados más que satisfactorios, la participación de los leoneses en el gobierno de Herrera es más que escueta. A nivel nacional malos representantes hemos tenido los últimos años, sin intervenciones ni actuaciones concretas.En el Ayuntamiento de León se ha ido de mal en peor. La auditoria de la gestión municipal durante 1997, apuntó que el 67% de la contratación se adjudicó sin cumplir los principios legalmente establecidos y vulnerando los principios de publicidad, concurrencia e igualdad. El Tribunal de Cuentas desgrana en 90 páginas las supuestas anomalías e irregularidades de la gestión económica de León durante 1997. Además, la situación económica extrema que ya padecía el Ayuntamiento, conjuntamente con la sobredimensionada plantilla no daba lugar a dudas del agotamiento de la etapa de Amilivia. Irresponsablemente, se optó por volver a presentar por dos veces consecutivas a un candidato que nadie quería, y que en su última legislatura había creado multitud de problemas de disciplina al partido. La gestión en Hacienda y en Personal fue tan caótica, que las consecuencias (sobretodo para los afiliados del pp) se están pagando en la actualidad. El grupo actual del pp en el Ayuntamiento, formado por amilivistas y carrasquistas no encuentran puntos de unión, con lo que ni hay oposición, ni visos a ella. En un escándalo tan grave como es una sentencia en contra de una decisión adoptada por un concejal en relación a trabajadores municipales, nadie ha pedido su dimisión, mostrando la falta de preparación y de iniciativa en dicho grupo.En la Diputación de León, donde había un excelente gestor y político, toman la decisión de eliminarlo de la casa grande. Los viejos diputados como Pano y Ferrero vuelven a tomar las riendas, sin dar posibilidad a una renovación ni a la modernización prometida por su presidenta. Se paraliza la actividad dentro del partido, las reuniones, las juntas locales y comarcales brillan por su ausencia, los jóvenes son perseguidos, los militantes se sienten arrinconados y los malos resultados obligan a Carrasco a anunciar su candidatura en el próximo congreso para asegurarse in estremis su reelección. ¿Qué más tiene que pasar para reaccionar? Si los que están perdiendo su puesto en el Ayuntamiento fueran ellos otro gallo nos cantaría.
CONTADOR
11 abr 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario