UNA PRESIDENTA SIN ESCRÚPULOS (II)

Tal y como acabamos la primera parte, y tras la colaboración EL DIA QUE ISABEL TRAICIONO A LOS SUYOS (muy acertada) seguimos con las traiciones de la presidenta. Dentro del partido todos estaban muy satisfechos con la labor realizada por Javier Garcia Prieto. Había visitado todas las comarcas una y otra vez, escuchaba a todo el mundo, repartía las inversiones con mucho tacto, en las fiestas patronales era un vecino más de la localidad, la oposición estaba tranquila, también los trabajadores, en definitiva, estaba realizando una gran gestión con acierto y estabilidad.Pero este éxito del pp no iba a ser un obstáculo para la presidenta en su estrategia de alcanzar Caja España. En la famosa reunión de Madrid donde iban todos con el pastel repartido, a Isabel Carrasco, a sólas, la dirección de génova le preguntó si tenía ya candidato para el Ayuntamiento de León, ella, siendo consecuente con la estrategia preparada, dió un NO ROTUNDO, obviando el paso dado por Saurina, apoyado internamente, y obviando otros posibles candidatos que están en la mente de todos. Ante la no existencia de candidatos según la presidenta, la dirección de génova le proporcionó a Isabel el resultado de las encuestas realizadas sobre Amilivia, Carrasco y otros candidatos, como Antonio Silván o García Prieto. Y le preguntaron sobre quién elegía como candidato. El análisis fue el siguiente: García Prieto no, porque con la buena aceptación que tenía en el partido y su buena gestión la eclipsaría a ella, además probablemente no entraría en el juego de cederle la plaza otorgada al Ayuntamiento para nombrar representante en Caja España, su sueño, así que lo descartó. Antonio Silván había sido su mano derecha en la Consejería de Economía y como Consejero de Fomento había logrado una gran aceptación en el electorado, trabajador, disciplinado, comprometido, valores que le podían posicionar en un futuro como líder del partido popular en León, Isabel le vió como un enemigo a batir, no sería ella quien le diera una responsabilidad como futuro alcalde, así que lo descartó. Quedaban ella y Amilivia. Isabel se frotaba las manos pensando que si iba de candidata a la alcaldía lo tendría todo, sin tener que repartir con nadie, pero cuál fue su sorpresa cuando al ver los resultados de la encuesta ella salía muy mal parada, muy por debajo de Amilivia, con lo cual vio las orejas al lobo, y decidió candidato a Amilivia, a pesar de que días atrás Isabel juraba y perjuraba que Mario nunca volvería a ser candidato. Todos volvían para León con el trabajo bien hecho.